Los 4 valores del Manifiesto Ágil

Lissette IPS
1 dic 2020
3 Min. de lectura

Actualizado: 7 abr 2021

Hola a todos, espero que recuerden que tenía pendiente desarrollar un poco más el tema del Agile Manifesto, el cual está compuesto por 4 valores y 12 principios, de acuerdo a una de mis publicaciones anteriores. Esta es la parte #2.

Primer Valor:

Valorar a los individuos y las interacciones del equipo de desarrollo sobre el proceso y las herramientas.

Es conocido como el más importante, sin embargo esto no implica en lo absoluto que las herramientas y procesos no lo son, sino que de alguna manera por así decirlo, pasan a un segundo plano. Si establecemos una prioridad en nuestra gestión, las personas están en el primer puesto y luego siguen los demás elementos.

En las metodologías ágiles (MA) se valora a las personas y se consideran como la razón de éxito principal, lo que provoca una mayor garantía en la productividad. Lograr esto implica que sean los procesos quienes se adapten al equipo y no el equipo a dichos procesos.

Como ustedes bien saben y hemos escuchado muchas veces, la clave del éxito de una organización son las personas, esto puede tener un mayor peso cuando se trata de una empresa del ámbito tecnológico; por ello debemos promover la confianza en el equipo, el respeto por cada persona, el compromiso con los objetivos del equipo, el proyecto, la empresa y finalmente la transparencia en todo el proyecto.

Segundo Valor:

Software funcionando por encima de la documentación extensiva

El manifiesto ágil no da por vana la documentación, sólo la trivial y redundante. Los documentos son soportes que nos permiten transferir conocimiento, registran datos relevantes en el tiempo, y en otros tipos de escenarios son obligatorios. Pero su envergadura debe ser mucho menor que el producto final, básicamente la documentación debe ser corta y limitarse a lo fundamental, priorizando el contenido más que a la presentación.

A través de la Documentación no generamos valor, al menos no el que conseguimos a través de una comunicación directa entre las personas, y a través de la interacción con los entregables del producto. Siempre que sea posible debemos reducir al mínimo necesario el uso de documentación, ya que requiere de un trabajo que no aporta un valor directo al producto. Así también evitamos la aparición de barreras de burocracia entre departamentos o entre personas.

La prioridad es obtener las funcionalidades de valor que espera el cliente con cada entregable. Con el fin de recibir la retroalimentación del cliente a la mayor brevedad posible y adherir las ideas o requerimientos resultantes de esta revisión al entregable final. De la misma manera, se deben identificar los errores lo antes posible, de forma que el cliente pueda obtener el producto que quiere.

Tercer Valor

Valorar más la colaboración con el cliente que la negociación contractual

Las prácticas ágiles son recomendadas cuando identificamos que los requerimientos son variables o inconsistentes, muchas veces debido a la rapidez con la que cambia el ambiente del cliente y el negocio.

El propósito de un proyecto ágil es aportar el mayor valor posible en el producto, no dominar una ejecución de acuerdo a los procesos y cumplimiento de planes.

Es más beneficioso y recomendable una colaboración activa y retroactiva entre el cliente y el equipo, que la limitación que se suele tener en un contrato por la acotación de responsabilidades de cada parte.

Por tal motivo para prevenir el desencanto por parte del cliente y del equipo y obtener respuesta positiva, el valor debe residir más en una colaboración continua con el cliente que en la elaboración del contrato, comprometiendo al cliente con el equipo de trabajo a través de una participación constante durante todo el trayecto del proyecto.

Cuarto Valor

Valorar más la respuesta ante el cambio que seguir un plan

En el mundo ágil, resulta más beneficioso y conveniente tener una rápida respuesta ante los cambios que seguir una planificación o plan ya establecido. Poder anticiparnos a los posibles cambios y tener la capacidad de adaptarnos a ellos de forma rápida y progresiva, esto hace que se diferencie bastante de la gestión de proyectos tradicional, donde lo usual es evitar las desviaciones ya que no es su fuerte el responder a los cambios.

Este valor, más que dar seguimiento a los planes, se base en la capacidad de respuesta. Todo esto se debe a la naturaleza cambiante de la de los proyectos de tecnología.